Los jóvenes reconocen el valor de estar siempre actualizados. Por eso, a su curiosidad innata se les suma la importancia que le dan a la capacitación dada por las empresas al elegirlas para trabajar en ellas.
La Generación Z ya no tiende a pensar que la formación se limita al título universitario o al primer empleo. Saben que los cambios tan rápidos del mercado laboral les exige estar en un estado de actualización continua.
Así, según una reciente encuesta global Generación Z y Millennials 2025. Crecimiento, búsqueda de dinero, propósito y bienestar, realizada por Deloitte, los jóvenes demuestran que tienen una clara mirada hacia el aprendizaje permanente: más que subir escalones en la estructura jerárquica, buscan capacitarse, adaptarse y estar listos para los constantes cambios del mundo laboral.
El estudio revela que aproximadamente el 70% de los jóvenes de la Generación Z dicen que desarrollan nuevas habilidades semanalmente o con alta frecuencia.
En otras palabras: para ellos, estar “formado” no significa solo haber hecho la carrera, sino seguir aprendiendo mientras trabajan. Además, una de las principales razones para elegir un empleador es que ofrezca oportunidades de aprender y descubrir.
Esta actitud cobra sentido en un entorno donde la tecnología, el cambio de modelos de negocio y la globalización alimentan una transformación permanente. Según Deloitte, los Gen Z consideran que habilidades como la empatía, el liderazgo y la adaptabilidad ya tienen tanta o más importancia que las habilidades técnicas.
¿Qué esperan de la formación las empresas?
El informe destaca una brecha entre lo que los jóvenes esperan y lo que muchas organizaciones entregan: los Gen Z quieren mentores, feedback frecuente y caminos de aprendizaje reales, pero sienten que sus supervisores apenas controlan tareas cotidianas.
Para el área de RRHH esto significa que no basta con sumar “capacitación” al portafolio: hace falta diseñar rutas de aprendizaje dinámicas, adaptadas, que incluyan tecnologías emergentes (como la IA generativa), y que combinen habilidades técnicas y blandas.
En muchos mercados, los Gen Z ya usan herramientas como GenAI, pero apenas un porcentaje menor ha recibido formación formal al respecto.
El aprendizaje como factor de retención
Otro hallazgo clave es que quienes informan buen nivel de aprendizaje y desarrollo también reportan mayor satisfacción, mayor sentido de propósito y mayor compromiso con su organización. Cuando los trabajadores sienten que “están creciendo”, su vínculo con la empresa se fortalece. Los jóvenes buscan “dinero, sentido y aprendizaje” como ejes inseparables.
Esto se traduce en que las organizaciones que no ofrezcan oportunidades de formación real corren el riesgo de perder talento joven que se mueve rápidamente hacia donde vea mejores caminos de desarrollo.
Entonces, crear rutas de desarrollo profesional personalizadas para jóvenes recién ingresados, que combinen cursos, mentoría y proyectos reales es una opción para tener una buena marca empleadora.
¿Qué otras cosas se pueden hacer?
Para la Generación Z, la formación continua no es un “plus”, es una condición básica. No se contentan con un título o con aprender “una vez y listo”. Quieren empresas que les permitan reinventarse, que les den herramientas para un mundo que cambia, que los vean como personas que aprenden todo el tiempo, no como mano de obra que ya debe venir lista.