Cuando las empresas logran que estos dos carriles se desarrollen juntos la productividad y la fidelización de los talentos aumenta significativamente.
Una de las claves del éxito sostenible en cualquier organización es lograr que el crecimiento del negocio y el desarrollo profesional de sus colaboradores no avancen en direcciones opuestas, sino que se potencien mutuamente.
Alinear estos dos planos –el corporativo y el individual– no solo mejora el rendimiento general: también fortalece la cultura, fideliza al talento y da sentido al trabajo cotidiano.
Entonces, las empresas que logran este equilibrio son aquellas en las que las personas sienten que, mientras aportan valor para los objetivos del negocio, también están construyendo su propio camino.
Cuando el “para qué” se comparte
Muchas veces, las estrategias de negocio y las aspiraciones individuales se piensan por separado: el plan comercial por un lado, los planes de carrera por otro. Sin embargo, cuando se trabajan de manera integrada, se produce un efecto virtuoso: las personas se sienten parte de un proyecto común y, al mismo tiempo, reconocen que éste también impulsa su desarrollo personal, que incluso puede ir más allá de lo meramente profesional.
Eso requiere líderes capaces de conectar la visión general de la compañía con los intereses, las motivaciones y los talentos de cada persona. No se trata solo de asignar tareas, sino de generar sentido.
Lo que el líder debe buscar es mostrar cómo lo que cada uno hace impacta en el todo. Y, a la vez, de construir un entorno en el que cada persona pueda crecer sin tener que elegir entre sus objetivos personales y los de la organización.
¿Cómo se logra esa alineación?
Hay acciones concretas que pueden ayudar a que los objetivos profesionales y los del negocio se encuentren, conversen y hasta se potencien:
En definitiva, alinear el crecimiento del negocio con el desarrollo de las personas no es una utopía, ni tampoco requiere de grandes planes. La clave está en el liderazgo, y en cómo éste toma las decisiones y las comparte con su equipo.
Es necesario comprender que cuando una empresa impulsa a su gente, automáticamente se da el movimiento complementario en el que las personas se comprometen con los objetivos del negocio. Y en este ida y vuelta, todos crecen.